¿Cómo saber cuándo hay que cambiar la aguja del tocadiscos?
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¿Cómo saber cuándo hay que cambiar la aguja del tocadiscos?
A ver, la aguja del tocadiscos es la pieza clave. Sin una aguja buena, todo ese sonido cálido y mágico del vinilo se va al garete. Al igual que pasa con las cuerdas de la guitarra o las cañas de un saxo, una aguja no dura para siempre, y saber cuándo cambiarla es lo que te va a salvar de acabar rayando tus discos o escuchando un sonido a medias. Aquí van algunas señales claras de que tu aguja ya está pidiendo jubilación:
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El sonido empieza a sonar raro o "sucio": ¿Notas que el disco ya no suena igual de nítido? ¿Te parece que hay algo apagado o borroso en la música? Es la aguja. Cuando está desgastada, le cuesta seguir los surcos como antes, y eso se nota en la calidad del sonido. Es como si perdiera parte de la “chispa” que solía tener.
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La aguja empieza a dar saltitos: Esto es un clásico. Cuando la aguja ya no puede agarrarse bien a los surcos, empieza a dar pequeños saltos o incluso se va de paseo por el disco. Y créeme, nada peor que estar en medio de tu álbum favorito y que de repente la aguja se mueva de golpe. Si esto pasa, lo más probable es que tengas que cambiarla antes de que dañe tus vinilos.
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Ves la aguja desgastada a simple vista: Si te acercas a mirar y la punta está desgastada, torcida o ya no se ve tan fina como antes, entonces no hay más que hablar: ¡es momento de una aguja nueva! La idea es que esa punta siga la forma del surco al detalle, y si está gastada, no va a poder hacerlo bien.
¿Qué hace realmente una aguja en un tocadiscos?
La aguja es el alma del sonido en vinilo. Cuando colocas el disco y bajas la aguja sobre él, lo que realmente está pasando es que esa pequeña punta de diamante o zafiro empieza a recorrer los surcos del vinilo. En cada giro, la aguja sigue las pequeñas vibraciones e imperfecciones que forman la música grabada.
Esas vibraciones viajan desde la aguja hasta la cápsula, donde un imán o una bobina las transforma en señales eléctricas que luego se amplifican. Ahí está la magia: esas vibraciones son lo que convierte el silencio en sonido, y si la aguja no está en condiciones, ese proceso pierde precisión y calidez.
Cómo cuidar la aguja (y el tocadiscos) para que dure más
No hay nada peor que una aguja que dura menos de lo esperado. Aquí van unos cuantos consejos de melómano a melómano:
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Limpieza antes de cada sesión: La limpieza es clave. Siempre dale una pasadita a los discos con un cepillo suave o un paño especial. Así, evitas que la suciedad se acumule y pase a la aguja, lo cual no solo mantiene el sonido limpio, sino que prolonga la vida de la aguja.
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Controla la presión: Cada tocadiscos tiene una presión recomendada para la aguja. Si te pasas, desgastas la aguja y dañas los discos; si te quedas corto, la aguja no agarra bien los surcos y empieza a saltar. Consulta el manual o averigua la presión ideal según el modelo de tu aguja, y ajústala.
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Guarda bien tus discos: Mantener tus vinilos en un lugar seco, libre de humedad y polvo, es igual de importante que cuidar el tocadiscos. Una buena funda y un sitio alejado de la luz directa y fuentes de calor es todo lo que necesitas para que estén como nuevos.
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No toques la aguja: Ni se te ocurra tocar la aguja directamente. Las manos tienen grasa natural y polvo, y cualquier contacto puede ensuciarla o, peor aún, dañar su delicada punta. Usa un cepillo especial para limpiarla si hace falta, pero no los dedos.