
Todas las mañanas con Roberta Flack
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Hay discos que no solo se escuchan, se viven. Que se meten en la rutina sin pedir permiso, como ese primer sorbo de café o la luz que entra por la ventana. Para mí, las mañanas tienen un sonido claro: la voz de Roberta Flack.
No recuerdo exactamente cuándo empezó esta costumbre. Puede que fuera un día cualquiera, en el que necesitaba algo que me pusiera en sintonía con el mundo sin atropellarme con prisas innecesarias. Puse First Take en el tocadiscos, y desde entonces, cada mañana empieza con Roberta.
Su voz no tiene prisa. No grita, no se impone, no necesita demostrar nada. Simplemente está ahí, envolviéndote. Te hace sentir que todo lo que ocurre en ese momento es suficiente, que el día puede empezar sin sobresaltos, que hay algo reconfortante en las cosas que se toman su tiempo.
Cuando suena The First Time Ever I Saw Your Face, el mundo parece detenerse por un instante. La canción es una historia en sí misma, una confesión, un recuerdo de algo que no hace falta explicar con palabras. Killing Me Softly me recuerda que hay canciones que no solo cuentan historias, sino que las contienen. Y Feel Like Makin’ Love es un recordatorio de que la música puede convertir cualquier momento en algo especial.
No sé si lo has probado alguna vez. Poner un disco sin mirar el móvil, sin hacer nada más que escuchar. Dejar que la música haga su trabajo. Roberta Flack tiene ese efecto: su voz no te llena de ruido, sino de presencia. Te recuerda que algunas cosas están hechas para disfrutarse sin interrupciones, sin necesidad de hacer nada más.
Por eso, todas las mañanas con Roberta Flack. Porque hay formas mejores de empezar el día, pero no muchas.